domingo, 26 de febrero de 2012

III Encuentro de Ampretur

El pasado martes, 19 de febrero, celebramos en la Oficina,este III Encuentro de Ampretur. En esta ocasión contamos con la presencia de Antonio Araújo, presidente de ONETE y director de la Oficina de Turismo de Portugal en Madrid, quien nos acerco un poquito más si cabe Portugal y todas sus ofertas turísticas.



Video promocional de Portugal, con el eslogan "Beauty of Simplicity".

ALGUNOS DE LOS DATOS MÁS RELEVANTES:

- Sus mercados más importantes son: España, Reino Unido, y Alemania
- España fue en 2011 el 2º mercado en número de pernoctaciones de extranjeros de Portugal, y el 1º en número de huéspedes en Portugal.
- 2011 ha sido un año muy bueno para Portugal con algo más de 14 millones de huespedes, un 53% eran extranjeros y un 47% eran portugueses. Esto muestra una relación bastante pareja entre el turismo extranjero y el turismo interior.
- A nivel porcentual respecto al año pasado, el mercado interior ha disminuido un poco mientras que el extranjero ha aumentado un 2,4.
-En número de pernoctaciones Portugal ha registrado 39 millones y medio en todos los medios de alojamiento, de las cuales 26 eran extranjeros y 30,5 eran portugueses. Una relación de 66% extranjeros y 34% portugueses.
- En cuanto a los mercados principales, España en número de huéspedes es el primer mercado con 1.380.000 en 2011, seguido de Reino Unido y Alemania. Hay otros mercados que son muy importantes, de apuesta, como el caso de Brasil que es el mercado que ha registrado los mayores aumentos en estos dos, tres últimos años.
-En cuento a pernoctaciones España ha contribuido con 3.500.000, es el 2º mercado por importancia después de Reino Unido y seguido por Alemania. 
- En cuanto a los ingresos por turismo, Portugal ha recaudado  8.145.000.000€
- El mercado español representa en cuota de mercado: el 18,6% de huéspedes, 13,3% de pernoctaciones y el 13,8% de ingresos por turismo.
-Sobre las áreas promocionales, Portugal está dividido en 5 áreas promocionales en el continente: Oporto Norte, Centro de Oporto, Lisboa, Alentejo, Algarve y dos insulares, Azores y Madeira. En total tienen 7 áreas promocionales. 
-El Instituto Público de Turismo de Portugal es el responsable de todas las áreas, y en cuanto a la promoción es responsable de la marca de Portugal, pero luego cada área hace su plan de marketing que presenta al Instituto Público quien lo apoya con hasta un 60% del plan promocional.

Si no pudiste asistir al Encuentro puedes escuchar la conferencia en directo, dale al play del reproductor:



 FOTOS DEL EVENTO





 

PARADOR SOS DEL REY CATÓLICO


Por Julián Carazo Aguirre

Salíamos de Madrid sobre la una de la tarde, un día de sol radiante dirección Zaragoza, abandonando la capital y su estrés diario tras una semana de intenso frio; y a la altura de La Almunia de Doña Godina, nos desviamos a Ejea de los Caballeros, dejando atrás pueblos repletos de castillos para en cuestión de una hora más, llegar a nuestro destino: Sos del Rey Católico.  

Sos está situado en la zona norte de la provincia de Zaragoza, en la comarca de las Cinco Villas, cercano a la Comunidad Foral de Navarra. Se encuentra situado sobre la peña Feliciana; Sos es un recinto fortificado rodeado por una muralla que todavía conserva siete puertas de acceso al recinto medieval. Nada más entrar en el pueblo, nos saluda y nos guía el letrero del Parador. Nos recibe un impresionante y monumental edificio de piedra, de carácter aragonés, homenaje a Fernando El Católico, hijo natural de la villa, ubicado frente a la muralla medieval. 


En el recibidor del Parador nos encontramos con una escultura que representa a Fernando de niño con su madre Dª Juana Enríquez de Castilla. Cuenta la leyenda que su madre emprendió una arriesgada y peligrosa cabalgada desde Sangüesa, para que su hijo naciera en el reino de Aragón, lejos del reino hostil de Navarra.
Entramos en el hotel, donde nos reciben con una encantadora sonrisa y nos acomodan en una habitación standard con unas magnificas vistas de los valles del pre-pirineo aragonés y navarro. Toda la luz de este maravilloso enclave entra por el amplio ventanal ensalzando aún más si cabe la espaciosa habitación donde nos alojaremos. Antes de que caiga la noche nos da tiempo a pasear por la callejuelas del barrio judío, empapándonos de la historia de Sos a través de su calles medievales.

De vuelta al hotel, accedemos por la cafetería y coincidimos con el director D. EMILIO MOJON MARQUEZ, quién muy amablemente nos prestó parte de su tiempo al día siguiente para compartir con esta revista sus impresiones y conocimientos sobre el Parador.
Ya por la mañana el desayuno buffet es impresionante, servido por un personal amable y alegre. Nos dirigimos a visitar con calma la villa, y cada rincón nos habla de su impresionante historia de cientos de años. Sos fue una plaza militar estratégica durante la reconquista al Islam en el siglo X, creciendo durante la edad media. La intensa historia de Sos la convierte en uno de los monumentos históricos más bellos de Aragón.  Sus bellas casas de piedra, aleros de madera, fachadas con sillares y escudos, ventanas góticas y renacentistas, y sus calles empedradas nos trasladan a otros tiempos.  Es una visita obligada y que no hay que perderse.


Llegada la hora de la entrevista nos recibe el director del parador con una pequeña muestra de su gastronomía medieval. Destacamos, los pollos picantones acompañados de verduras de la época, la torta de berenjena acompañada de una crema de garbanzos, el bacalao con sus propios callos, el cardo de muel y de postre el  "requesón de Sos", que solo encontraremos en Sos, ya que es un bizcocho caliente de requesón con miel acompañado de nueces. Todo servido con sales de distintas partes del mundo y  un servicio de panes de hogaza o de aceite. 

Don Emilio Mojón es un investigador incansable y su gran afición le lleva a la investigación culinaria sobre la cocina romaniega y medieval. También buscando en la cocina visigótica muy unida a la historia de la villa. El Parador de Sos del Rey Católico no reduce su actividad en todo el año; las Jornadas medievales son durante el mes de marzo, en torno a la onomástica de Fernando el Católico. También acontecen en otoño, las Jornadas Micologicas, pudiendo degustar en su restaurante este interesante producto de la tierra; sin olvidar por su puesto las Jornadas del producto de temporada.  Además existen las Jornadas en apoyo al producto estrella de la comarca de las Cinco Villas, como el arroz "Bomba", considerado el mejor arroz de España.

Para hacer que los clientes queden totalmente satisfechos con su estancia en el Parador, el director ha  ideado 10 RUTAS: "Por la altas cinco villas", "Por la cuna de Aragón", "Por los valles del alto Aragón", "Por las cinco villas", "En la cuna de Navarra", "Por la Navarra medieval" , "Por las gargantas de los ríos pirenaicos", "Por los valles pirenaicos de Navarra", "Por el camino de Santiago" y "A través del pirineo". Todas estas rutas parten de Sos, para a su regreso, descansar en el Parador.
En nuestro almuerzo con Don Emilio Mojón pudimos degustar un entrante de gazpacho de remolacha con lengua de patata, siguiendo con el cardo de muel, un guiso de verduras y una degustación de arroz bomba con boletus, regado con un tinto de la zona, un María de Palafox del 2005 de la magnífica bodega del parador. De segundo plato disfrutamos de un fantástico bacalao en sus callos, con ajetes fritos. Y para terminar disfrutamos de una muestra de postres únicos entre los que destacamos el yogurt casero.

Cerramos nuestra almuerzo con un magnifico licor de la zona despidiéndonos del director del Parador, habiendo quedado encantados con la compañía y extasiados por el entorno.

Vamos a añorar durante mucho tiempo nuestra visita a la villa y al Parador de Sos del Rey Católico, recomendando a nuestros lectores visitar este bella comarca accesible desde Madrid por la N-2, y a media hora desde Pamplona.  

Así se revela al visitante Sos del Rey Católico; donde hay mucho que vivir y disfrutar en su magnífico Parador de Turismo. 




EL CELLER DE CAN ROCA

Por Quino Moreno

EL CELLER DE CAN ROCA es el mejor restaurante de cuantos conozco. Y son muchos los adjetivos, para describir un lugar mágico donde la cocina, la bodega y la sala se integran en un todo armonioso, perfecto, en el que no cabe el más mínimo fallo. En Can Roca no hay lugar para la improvisación, todo parte de un trabajo meticuloso e impecable, de una reflexión profunda e inteligente, de una pasión admirable, de la implicación absoluta de una familia que vive de y para hacer felices a los demás. Los hermanos Roca, Joan, Pitu, Jordi, cada uno en lo suyo pero trabajando en equipo, son en ese sentido los mejores. Lo son en lo profesional, pero sobre todo lo son a la hora de afrontar el merecido éxito del que disfrutan. Y eso me parece lo más difícil y lo más importante.


 Asumir el triunfo desde la humildad y la modestia, casi disculpándose de que todo les vaya tan bien, es algo que practican muy pocos de sus colegas. Mucho tienen que ver en ello sus padres y la formación humana que les han dado, y mucho tiene que ver el esfuerzo que les ha costado llegar a la cima. A todos esos, y son muchos, a los que cualquier medallita (léase estrellita, solecito o lo que prefieran) les sirve para adoptar actitudes de autosuficiencia, de mirar a los demás por encima del hombro, de creerse los reyes del mambo, el ejemplo que dan los hermanos Roca debería hacerles reflexionar. Por eso, cada vez que paso por Gerona para comer en El Celler crece mi admiración por esta familia y por el trabajo ejemplar que desarrolla. Dicho lo cual, reitero que me voy quedando sin palabras para describir la que fue mi comida de ayer en su casa. En El Celler ya no hay carta. Sólo dos menús a 125 y 155 euros respectivamente.

El más largo y actual es el Festival (155 euros, nueve platos y dos postres), en el que los platos se acercan a la perfección. Joan Roca demuestra en cada uno de ellos su enorme técnica, su conocimiento, su inteligencia, su capacidad para lograr la armonía en cada elaboración. Platos elegantes, equilibrados, en los que la estética tiene un papel importante porque también se come con los ojos pero el sabor es el protagonista principal. Cocina moderna de inspiración clásica que no agobia, que anima a seguir comiendo porque además de sabrosa es ligera, porque todos los ingredientes tienen un sentido en el conjunto, porque cada cosa sabe a lo que tiene que saber. Platos además que se entienden por sí solos, que no necesitan de prolijas explicaciones, ni de libro de instrucciones. Y todo en perfecta sintonía con un equipo de sala que es ejemplo de amabilidad, de eficacia y de discreción. Y con una bodega espectacular de la que salen verdaderas joyas enológicas recolectadas con mimo y paciencia por Pitu Roca para ofrecérselas al comensal en una invitación al disfrute más completo.



Una cocina que es local y mediterránea y que a la vez se abre al mundo. Precisamente, una de las cosas que más me han gustado  ha sido la declaración de principios con que se abre el menú. Lo primero que llega a la mesa es una serie de cinco pequeños bocados que se agrupan bajo el nombre "Comerse el mundo". Minidelicias que se elaboran a partir de productos y recetas de cinco diferentes países (México, Perú, Líbano, Marruecos y Corea), que son los últimos que han visitado los hermanos Roca y de los que se han quedado con lo mejor de sus cocinas. Además de estar buenísimos, estos bocaditos quieren expresar que hay un mundo global además del mundo local, un mensaje claro contra el fundamentalismo localista. No se trata de renunciar a lo propio, a lo del entorno. Pero tampoco hay que cerrarse a lo que llega de fuera. En cualquier caso, cada cocinero tiene su mundo próximo, aquel que le ha marcado y en el que se desenvuelve. Por eso, inmediatamente detrás de los minibocaditos llega a la mesa un clásico, el olivo del que cuelgan aceitunas caramelizadas. Otro mensaje claro de los Roca: no nos cerramos a lo de fuera pero nosotros estamos influenciados por el Mediterráneo.

Y a partir de ahí, el menú, que se abre con una sucesión de pequeñas tapas para comer con la mano, la mayoría de ellas ya conocidas desde hace algunos años (¿quién dice que el menú haya que renovarlo al cien por cien cada temporada?) como el bombón de Campari, el brioche de trufa blanca, el bombón de setas, los calamares a la romana o la tortilla de calabacín con su intenso sabor vegetal. Luego dos ensaladas bien diferentes. Primero el frescor y la intensidad de la ensalada verde que se basa fundamentalmente en el pepino líquido, la lima, el aguacate y el aceite de oliva, pero a la que se incorporan también en perfecta armonía melón, acedera, sisho verde, estragón rúcula, oxalis, y eucalipto, además de un sorbete de aceitunas. Como contrapunto, la ensalada de otoño, en la que se combinan perfectamente productos de esta época: calabaza, boniato, membrillo, caqui, mandarina, boletus y un destilado de tierra, sobre tierras de boletus, pipas de calabaza y nueces. Recuerdos de los campos otoñales.

Entramos en una sucesión de platazos, entre los que resulta difícil decantarse. Si la velouté de erizos a la brasa resulta una espectacular conjunción de sabores marinos y de fuego, la ostra al palo cortado con ajo blanco y negro es excepcional. Una ostra cortada en dos trozos, cada uno sobre un fondo diferente: el primero, blanco, una crema de ostras; el segundo, negro, a base de ajo negro japonés y sésamo. Frío uno, caliente el otro. Para unirlo todo, unas bolitas de ajoblanco andaluz. De los platos de gamba de El Celler poco hay que decir. El de este año presenta dos piezas de Palamós a la brasa acompañadas con arena de las mismas gambas, rocas de tinta de calamar y cebolla, jugo de sus cabezas y las patas fritas. Sin comentarios. Aún hay sitio en nuestro menú, obviamente más largo de lo habitual, para otros tres platos marinos. Uno, bacalao en brandada con un estofado de sus tripas y el perfecto contrapunto vegetal de unas escalonias con miel, tomillo y ají. Otro, un salmonete excepcional, cocinado a baja temperatura y relleno de un paté de su hígado, con un suquet intensísimo. El contraste entre el pescado poco hecho, apenas un toque,  y el guiso de laboriosa preparación. El cromatismo que hay en la mayoría de los platos lo aportan en este caso unos pequeños ñoquis de colores: hierbas anisadas, perifollo, hinojo y eneldo. Pero el mejor de toda esta serie es el lenguado meuniere a la brasa. Matrícula de honor. La evolución de la cocina clásica llevada a su punto más alto. El lenguado en su justo punto va sobre un velo de leche que se parece muchísimo a su propia piel, con limón y alcaparras. Aparecen así los toques lácteos y cítricos de una genuina meuniere. Al lado, la piel del pescado frita con unos ligeros toques cítricos.