martes, 29 de mayo de 2012

UN DÍA EN CASO


A contracorriente
                                UN DÍA EN CASO

La primavera se mostró cargada de agua, frío, viento suave, niebla, nieve y un verdor feraz que dominaba todo el entramado de la Asturias montañesa. Ese paisaje era el concejo de Caso en su versión más auténtica sujeto a esos días de abril que anuncian lluvia por doquier y un tiempo indefinido y vacilante para señalar que el equinoccio está ahí presente como esos brotes luminosos que responden al cambio de estación climática e isótera.
  
   Una jornada envuelta en inestabilidad atmosférica pero notable por el ambiente amistoso, el encuentro fraternal, la reciprocidad de pareceres y la reunión de los amantes de lo bello, lo sencillo, lo noble y lo auténtico. Y en la matinal una visita a los altos de Bueres camino de Arnicio donde está ubicada la nueva factoría quesera de El Viejo Mundo. Modernidad, historia, tradición, conocimiento, rabiladas, queso en varias sensaciones e interés por acercarse a un producto primigenio y notable que cada día gana en calidad y mercado. La lluvia y la nieve siempre presentes en una jornada atiborrada por nuevas percepciones, regocijo, sentimiento e imágenes casi opacas por la neblina de la fría y húmeda mañana. Eso es Caso, un concejo más ondulado y vertiginoso que plano, verde en mil tonos, praderías serenas, montes bien definidos y marcados por una vegetación que mantea su cuerpo geofísico con un bosque largo y temperamental con las hayas y los robles saliéndose de la brutal foresta. Hoy era una jornada que olía a queso fundido en esa primera etapa llamada gorollu que  sentencia la calidad del producto final. Era un olor mezclado con  el sabor a lluvia y la emoción del brezo extendido por las laderas de los infinitos y serpenteantes caminos.

 Apenas un paisano a lo lejos con un rebaño vacuno camino del establo y por la carretera y aledaños,  brusca soledad, agua extensa, torrenteras, cascadas sorprendentes y fuerza verde y matinal…Al fondo Bueres con la casa grande de la familia Aladro, más abajo Gobezanes y casi al infinito Orlé. Lluvia intensa, nieve en los altos, tejados rojos y ese golpe de humo animado que dice que el puchero está sobre la cocina de carbón en los hogares de esos bellos y tranquilos caseríos agarrados a esos montes de raíz mágica... Y quien dice el puchero también apunta a esos guisos domésticos tan suculentos que definen la manera de ser de la mujer casina. A buen seguro que Sole estaba a esa hora presta para servir en La Fontaniella sus fabes con jabalí o las sentidas manos de cerdo que tanto agradan a montañeros, cazadores o personas perdidas por esos rincones de sabor rural y  calidad humana. Por el medio de tanto espectáculo visual, el tributario río Orlé descendía portentoso, agresivo y despreocupado camino del padre Nalón travestido ahora en las aguas domadas por el embalse de Tanes.
    Casi en el llano, en Campo de Caso, nos espera Luis Riera y su mujer Pili Gómez para comenzar la cata del queso casín con un vermú artesano de la mano de Javier del Valle. En boca buenas sensaciones y perfecta armonía con lo paladeado. Intensidad gustativa con un golpe frutal que responde a esa unión del queso oloroso con el aromático vermú. Y entre la audiencia Iñaqui Canga, María José Ballestero y Estela Sánchez Cayarga de los Amigos del queso Gamonedo, Luis Sanz, Elena y Santiago Gómez de los Amigos del lechazo de Valladolid, Astur Paredes, editor y estudioso de las esencias de Asturias, Marta Vázquez profesora de la Escuela de Hostelería de Gijón y Miguel y Cristina de El Viejo Mundo… Entre catas notables y exquisitas viandas locales, el músico Manolo Peñayos demostró con su guitarra y su sensibilidad acústica y letrista lo que da de sí su sorprendente disco-compacto: Palabras de loco.  Y como final unas pastas en forma de madreña del obrador Suspiros del Nalón que dejaron el sabor dulce y afinado de una jornada sentimentalmente verde, aguosa,  musical y amistosa  con el fondo, a la atardecida, del río Nalón cargado de naturaleza marrón y belleza orográfica y fluvial. Todo preñado y vestido por un paisaje de sueño. Eso es en verdad, Caso.
                                                
Por Carlos Cuesta

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