martes, 4 de septiembre de 2012

BENIDORM 1962 – 2012

María Rosa Jordán, socia de Ampretur



Han pasado 50 años desde que un pueblo de pescadores de gran fama en todo el mediterráneo como muy expertos en todas las variedades de sistema de pesca y sobre todo de la almadraba.
Hoy medio siglo después convertido en un emporio del turismo, conocido en todo el mundo como Benidorm, posee una amplia bahía de casi 9 kilómetros de playas de arenas finas y limpias, con un mar transparente y cálido.
La conforman las playas de Levante de 2 kilómetros de largo y 35 metros de anchura media, la playa de Poniente de 3,200 kilómetros de larga y 90 metros de anchura media y las más pequeñas, la Cala del Mal Pas y la Cala del Tío Ximo.
Su historia se remonta a la Iberia mágica. El importante yacimiento arqueológico que en los años 40 del siglo XX , ubicado en el Tossal de la Cala, comenzaron a excavarse y se dio a conocer la existencia de un poblado en ladera compuesto por varias calles y estancias adosadas entre sí y precisamente por contar con un templo en su cima, se dieron cuenta de la gran relevancia que tenía después de tantos siglos guardando
aquella prodigiosa memoria, los estudios realizados dieron como resultado, que eran los yacimientos más importantes de los cuatro o cinco que existen en las ribera mediterránea, su ubicación también en la parte alta, cumplió las funciones de faro en la antigüedad.
Allí se descubrió la pieza más importante de éste yacimiento, una representación de la diosa Tánit, fue la
divinidad más interesante del panteón cartaginés, un equivalente a la Astarté fenicia, estando asociada a la
Luna y a la Fertilidad.
El material obtenido básicamente cerámica ibérica y romana, ya que Roma dejó también la muestra de su
dominio, objetos de terracota y de metal, anzuelos, clavos y monedas, indican una cronología de los siglos
II y I A.C, poblado comercial e industrial, dada su proximidad al mar, gran parte de los materiales se
conservan en el Museo Arqueológico de Alicante Marq.
El emplazamiento del Benidorm actual tiene su origen en las necesidades defensivas medievales de la costa oriental hispánica, el rey catalano‐aragonés Jaime I El Conquistador obtiene el territorio benidormense alrededor del año 1245 en el marco de la expansión cristiana contra el poder musulmán, instalado en la Península Ibérica desde los años 711‐712 D‐C, fecha clave de la historia de la ciudad, el almirante Bernat de Sarriá concede la “ Carta Puebla de Benidorm “ acto por el cual el señor mobiliario
crea el Castillo y la villa de Benidorm y desde entonces forma parte del Reino de Valencia, estratégicamente el origen de la población se debía en aquel tiempo al superior número de moriscos existentes en la zona, sometidos a un poder cristiano y las posibles alianzas de éstos con sus hermanos de religión del Norte de África.

El Castell (Castillo actual) situado en la punta Canfali, era fundamental para la defensa de la bahía, al estar en un punto tan estratégico y dominando las dos playas principales Levante y Poniente, sometidas entonces a los frecuentes y terribles ataques de los piratas.
Cuando yo conocí Benidorm, era un encantador pueblo de pescadores, donde casi todos sus habitantes se conocía o eran parientes, la playa de Levante era entonces muy distinta, ya que el mar se internaba en la mayor parte del paraje conocido como el Saladar, convertido en una albufera, quedando ésta reducida en un estanque que aún existía a mediados del siglo XX, su nombre saladar era porque allí muy cerca del núcleo urbano, se ubicaban los saladeros de pescados, principalmente atún, sardinas muy abundantes en la zona, ya hay constancia de que los romanos la consumían fresca y la trataban en saladeros labrados en la roca, para más tarde ser transportada a los más apartados lugares del imperio romano.
La playa de Poniente hasta los años cuarenta‐ cincuenta era una zona de dunas y cañaverales, una de los lugares preferidos de los benidormeries cuando celebraban las fiestas religiosas, Pascuas, San Jaime, San Vicente, patrón del Reino de Valencia, era tradición encaminarse entonces a la orilla del mar con las viandas típicas , pasando allí el día con familiares y amigos‐ La Isla de Benidorm en 1970 fue bautizada por la
Federación Nacional de la Prensa Española, como “ Isla de los periodistas “ es un icono de Benidorm, años atrás fue cobijo de piratas y del pueblo que en 1834 sufrió un brote de cólera.
Sus cuevas y fondos marinos es una maravilla de peces de todos los colores y tamaños, es un gran acierto promocionar en ferias especializadas, las rutas y sendas submarinas proyectadas en sus profundidades (importante reserva marina).

La Fiesta de las Fiestas Benidorm venera a su patrona la Virgen del Sufragio, antes conocida como Virgen del Naufragio, fue hallada en la playa el 15 de marzo de 1740, una barca a la deriva fue salvada de la furia del mar por arriesgados pescadores del pueblo, encontrada dentro de ella a la pequeña y milagrosa Virgen del Sufragio.
Un curioso recuerdo de Benidorm, en el año 1952 por decreto se autorizó el uso del bikini en sus playas, seis años después fue permitido en las playas de Santander y Marbella, en cualquier caso, la capital de la Costa Blanca tiene su espacio en la historia del bikini.
No puedo dejar de referirme a la rica y variada gastronomía de Benidorm: Arroz caldoso con espinacas y boquerones, Cocido de pescado con albóndigas de bacalao, Arroz con raya y ajos tiernos y un sinfín de tapas “ picadetes “ o “punxadetes”, en idioma valenciano.
Es uno de los destinos turísticos más importantes del litoral mediterráneo, visitada cada año por millones de turistas de todo el mundo, que llegan atraídos por la benignidad del clima (posee un microclima a lo largo de todo el año) y su privilegiado entorno natural, pero sobre todo por la calidad y características de sus playas de Banderas Azules concedidas por la Unión Europea desde 1987.
El pasado y el presente se funden como en un sueño.
www.benidorm.org
María Rosa Jordán

La Ruta del vino Ribeiro

Estimados compañeros,


El Consejo Regulador de Denominación de Origen de Ribeiro ha organizado una Ruta de los Vinos de Ribeiro en Madrid para promocionar estos afamados caldos de nuestra tierra. Se celebrará durante los dos primeros fines de semana de septiembre (días 7, 8, 14 y 15) en 12 establecimientos hosteleros de los principales barrios de 'copeo' de Madrid (anexamos programa), en los que se presentarán los vinos de 18 bodegas de esta Denominación de Origen.

Os dejamos el programa: 

 

POR LA RUTA DEL OPORTO

 Por Mª Teresa Grande, socia de Ampretur

Cuando me propusieron un crucero fluvial por el Duero, siguiendo la ruta del “vinho do Porto”, pensé en uno de esos viajes monográficos que a veces llegan a ser pesados de puro reiterativos. Ahora, ya desde el reposo de mi vida madrileña, se puede hacer un muy positivo balance de los seis días de navegación por el “padre Douro”.

Existió un primer asentamiento griego llamado “Cale” en las alturas que dominan el río, posteriormente los romanos, para facilitar el comercio, se establecieron en la ribera y fundaron el “Portus” (Portus de Cale – Portucale). Una vez reconquistada esta zona a los musulmanes, el rey Alfonso VI de León, otorgó a su yerno Enrique de Borgoña el Condado Portucalense, que incluía las tierras situadas entre el Miño y el Duero. El hijo de este, Alfonso Henriques, proclamó en 1139 la independencia de estas tierras con el nombre de Reino de Portugal.

En el connubio de centros urbanos que abrazan al Douro antes de su dilución en el Atlántico, se encuentra Porto que, sin ser la ciudad más populosa del Área Metropolitana que suma 1,8 millones de habitantes (la bodeguera Vila Nova de Gaia tiene mayor población), es la que da prestancia y colorido a toda la zona.

Es obligado un recorrido por la ciudad de Oporto cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1996. Son dignas de visitar y contemplar la Catedral, la antigua Bolsa, la Torre de los Clérigos, el Ayuntamiento, el Palacio Episcopal, la Iglesia de S Francisco, estación ff cc de S. Bento, obras de ingeniería como los interesantes puentes sobre el río, la parte antigua con sus tiendas y cafés y, como no, la visita a una de las múltiples bodegas de Gaia para degustar un buen oporto. A la caída de la tarde, hay que sentir la experiencia de sentarse en la apacible Ribeira, junto al ancho río (la marea llega hasta los 15 km río arriba y nos encontramos a tres o cuatro de la desembocadura) y escuchar el paso de algún pequeño barco o el canto de un fado en la lejanía mientras se saborea un bacalao portugués regado con un refrescante “vinho verde”.

Ha llegado el momento de iniciar el crucero en uno de los tres barcos de que dispone la compañía “Croise Europe” en el Duero. Los camarotes son suficientes, cómodos y limpios, el comedor y el salón confortables y bien decorados, la cubierta con innumerables hamacas y una pequeña piscina, en fin un barco muy manejable con tres plantas más cubierta, con ascensor, con capacidad para casi 150 pasajeros y unos 30 tripulantes. Cocina francesa de buena calidad con detalles de platos portugueses y españoles.

El recorrido es de unos 200 km., todo el curso portugués del Duero (desde Oporto a Barca d’Alva). Cinco esclusas, de entre 14 y 36 m. de altura, van salvando desniveles para hacer navegable el recorrido. El sosegado ritmo del  barco y la fastuosidad de los paisajes por los que discurre el Duero, con un ferrocarril paralelo al río con múltiples túneles hasta Barca d’Alva y que en su día tuvo pretensiones de enlazar Castilla y León con Oporto, permiten pasar momentos deliciosamente tranquilos. Los tonos verdes  de pinos, eucaliptos, olivos, naranjos, alcornoques, encinas, viñas (primero para vinho verde y después para vino de Oporto, moscatel o de mesa) y algunos cultivos de huerta en las riberas, cubren todos los montes de la cuenca del Duero con sus afluentes hasta los 700 m. de altitud y proporcionan un deslumbrante espectáculo para la vista.


A partir de los 80-100 km. río arriba se empiezan a ver los montes abancalados en una labor de siglos a los que es imposible llegar por medios mecánicos. Es preciso aquí hacer una mención de respeto y admiración por todos los campesinos del Douro que con su esfuerzo consiguieron ejecutar y mantener miles de kilómetros de bancales con sus muretes de apoyo, plantar y cultivar las viñas manualmente, para producir la uva que será después transformada en el “divino Oporto”.

Para valorar y admirar en su conjunto toda la cuenca del Duero, es preciso conocer los valles de otros ríos afluentes como el Regua y el Corgo, para ello desembarcamos en Pesa da Regua, capital de la región del vino de Oporto, situada a unos 100 km. río arriba y nos dirigimos a Vila Real, capital de la región de Tras Os Montes con su espléndida arquitectura religiosa y sus dulces “cresta de gallo”, a tres km visitamos el palacio y jardines Mateus (es el palacio que figura en las botellas de vino “ Mateus Rosé “, aunque actualmente no tiene ya nada que ver con el palacio), construido en el siglo XVIII por el arquitecto Nassoni, dispone en su biblioteca de un ejemplar de la primera edición ilustrada de “Os Lusiadas” de Camoens. De camino hacia Pinhao, donde tomaremos nuevamente el barco, pasamos por Sabrosa, pueblecito en el que nació Fernando de Magallanes en 1480.

En la zona alta comienzan a aparecer en los márgenes del río las formaciones pizarrosas, origen de los ricos suelos donde crecen las viñas y el paisaje se hace bellamente diverso por tramos. El crucero continúa río arriba, lentamente, entrando en el Alto Douro Vinateiro disfrutando de paisajes, pequeñas embarcaciones de turismo, pescadores de ribera, aves rapaces y vides en las alturas. Las tardes-noches del barco amenizadas con diversos divertimentos, cenas con toques regionales y baile concurrido en el que ponían una nota de color un grupo de 30 adolescentes de Gran Canaria.

En Barca d’Alva (Portugal) – Vega de Terrón (España), separadas únicamente por la desembocadura en el Duero del río Águeda, damos la vuelta y comenzamos a navegar río abajo. En Señora da Ribeira desembarcamos nuevamente y, a través de una endiablada carretera, desfiladeros profundos y maravillosas vistas, visitamos el Monasterio de San Salvador do Mundo y sus nueve ermitas, pasamos por S. Joao de Pesqueira, capital del Alto Douro y a continuación visitamos una “Quinta”, preciosa por su situación en altura y rodeada de viñedos pero sin actividad por no ser época de vendimia, para retomar el barco en Folgosa.


No quiero terminar este relato sin hacer una mención especial al vino de Oporto. Se podría decir que el vino de Oporto, dentro de su exquisitez, tiene una secuencia de fabricación atípica y anormal respecto a la producción de la inmensa mayoría de los vinos. Cuando los barcos ingleses que fondeaban en “El Puerto” en el S.XVII empezaron a saborear el vino normal de mesa que se producía en la región, observaron que con frecuencia se estropeaba por los largos transportes hasta Inglaterra. Ante este hecho, a alguien se le ocurrió la idea de parar la fermentación del mosto añadiendo aguardiente de vino, con el resultado de un vino más o menos dulce y con fuerte graduación alcohólica que impedía la acidificación acética. En la actualidad, a los dos ó tres días de empezar la fermentación del mosto, se le añade aguardiente de 70% de alcohol (la fermentación queda detenida) en cantidad suficiente para que la mezcla resulte, según cosechas, bodegas y tipos de vino, con 6-7 grados Baumé (aproximadamente 100-125 gr/l de azúcar) y alrededor de 20% de alcohol.

El buen suelo pizarroso, el microclima que proporcionan  las montañas para el soleado y resguardo de los vientos, los inviernos fríos y los veranos calurosos (“nueve meses de invierno y tres meses de infierno”) y la mano del campesino permiten la elaboración de estos deliciosos caldos.

Las uvas y mostos son tratados hasta convertirse en vinos de Oporto en la misma “quinta”, cercana a los viñedos que suministrarán la uva y almacenados mediante depósitos que a veces son exteriores de hormigón, muy isotermizados y con forma de “igloo”. En la primavera se transportan a las bodegas y almacenes de Vila Nova de Gaia en los que permanecen un mínimo de 3 años y hasta 30-40 según características. Antiguamente este transporte se hacía mediante barcos a remo llamados “rabelos”, estrechos y con cola tipo fenicio, en los que se apilaban los toneles. Hoy se transporta en cisternas a temperatura constante.

En la zona del Douro Bajo se producen principalmente vinhos verdes. El Douro Medio es la zona clásica del vino de Oporto, aunque produce también vinos de mesa y moscateles. El Douro Alto sigue siendo zona de vino de Oporto, con mostos más azucarados que sirven para mezclas que ayudan a mantener el bouquet y características de la marca y también se elaboran moscateles y vinos de mesa.

En fin, una experiencia verdaderamente agradable y recomendable para quién guste, además de las bellezas naturales y artísticas, de la tranquilidad de un crucero y de unas comidas y bebidas apetitosas.

miércoles, 11 de julio de 2012

E-MAIL DESDE SICILIA



Introducción: Juan Antonio Hidalgo
Carta y fotos: José Antonio Barragán

Uno de los regalos inapreciables con los que la vida puede agasajarnos es con un buen amigo, de esos que se cuentan con los dedos de la mano, de los que siempre están ahí, como ángeles de la guarda, por si acaso.
Mi buen y querido amigo, José Antonio Barragán, profesor de Historia en un Instituto de Sevilla, es uno de ellos, es “el amigo de verdad”, por antonomasia. Ha visitado Sicilia, y desde allí me ha enviado un e-mail contándome breve pero intensamente cómo es aquella hermosa isla. La descripción es tan rica y jugosa, que no he podido por menos que incluirla en este pequeño artículo para la revista mensual.

Querido amigo Juan Antonio:
¿Qué te podría contar de Sicilia? Seguramente, lo más fácil sería entrar en los tópicos que todos conocemos: “…tierra arcana, dominada por la temida y paternal Mafia, cuna de los Corleone….., etc., etc.
Te contaré, mejor, cómo la estoy viendo en mis días aquí. Es un lugar agreste y vital, de contrastes sorprendentes, bajo una luz cegadora. Así es la isla, un mundo excepcional por el que, ocupando el centro del Mediterráneo, han transitado y habitado culturas dispares y exóticas, dejando un intrincado tapiz de costumbres y formas que fascinan y desconciertan.

El desorden es la cotidianeidad de esta tierra, salpicada de pueblos enclavados en lugares imposibles. Sus ciudades están tomadas por un colérico tráfico, que se mueve en maniobras imprevisibles y temerarias que podrían provocar colisiones múltiples y que, milagrosamente, nunca ocurren. Las fachadas, dejadas con un consentido abandono, se ofrecen descarnadas y oscuras, sosteniendo, sin pudor, ropas colgadas en improvisados tendederos. Desde algún lugar cercano, te llega un bullicio, el ruido de un mercado ocupando calles enteras, convertidas en un hervidero en el que mil voces alborotan un espacio colorista plagado de  gestos y gritos de vendedores ofreciendo frutas, verduras, pescado carne, quesos... Allí te envuelven los olores del mar que desprenden los peces, los lomos de atún, brillantes y rojos, las sardinas de relucientes escamas, también el aroma más cálido y suave de sangrantes carnes expuestas y la intensa y variada fragancia de las frutas….

No faltan en Sicilia espectáculos insólitos como el Etna nevado, vomitando humo por la corona de su cráter, aliento que muestra su vitalidad,…., o como las espeluznantes momias de Palermo, expuestas para la curiosidad morbosa de los turistas capaces de aguantar el lúgubre espectáculo. 

También están presentes tradiciones hermosas y entrañables como el teatro de marionetas con historias de heroicos caballeros que luchan en mil batallas contra terribles enemigos para defender a sus reyes, a hermosas princesas y a pueblos desvalidos.
  
En fin, querido amigo, es éste un lugar al que hay que venir con tiempo, para paladear con detenimiento y poder sentir todos sus matices, sus agrestes paisajes y sus gentes.
Te seguiré contando.
Tu amigo: José Antonio

lunes, 9 de julio de 2012

Xàtiva, capital del patrimonio histórico artístico valenciano


 
Por Vicent Soriano (socio de FEPET-Ampretur)
 
En la parte central de la Comunidad Valenciana confluyen las últimas estribaciones de los sistemas Ibérico y Penibético, dejando un pasillo natural en dirección NE-SO que asciende desde las llanuras litorales a la meseta de Castilla. Esta peculiaridad física convirtió el corredor en un paso estratégico que controlaba las rutas comerciales y militares, así como en un lugar idóneo para la fundación de una ciudad que ejerciera un papel protagónico en todos los órdenes.
Muy probablemente, en el siglo V a. de C. existía ya en la Sierra de Vernissa un núcleo urbano llamado Sait, que más tarde sería capital de la Contestania. Para entonces había consolidado un activo comercio, pues batía moneda propia, y era famosa por sus jinetes y caballos y por la fabricación de un tejido de lino de tan buena calidad, que los pañuelos y servilletas de Saetabis se consideraban en Roma objetos de lujo y distinción.
Esa ciudad se convertiría en Xàtiva, actualmente capital de la comarca de la Costera, enclavada en un lugar privilegiado, a la que se llega en poco más de media hora por autovía desde Valencia y en apenas 4 horas desde Madrid, una ciudad que es símbolo del pueblo valenciano, desde que después de la denominada Batalla de Almansa, el 25 de abril de 1707, fuese quemada y saqueada por las tropas de Felipe V, quien incluso se permitió el gusto de cambiar su nombre por el de Nueva Colonia de San Felipe como castigo a su resistencia. Ese nombre se mantuvo hasta 1811, cuando en las Cortes de Cádiz el diputado Joaquín Lorenzo Villanueva logró restituir el nombre de Xàtiva.
En la actualidad Xàtiva tiene poco más de 30.000 habitantes, su economía está decantada hacia el sector terciario, con cierta implantación industrial. Ejerce la capitalidad administrativa sobre el partido judicial y económica sobre un área comercial subregional de límites algo menores a los de la antigua subgobernación.
Su rico patrimonio histórico-artístico, la convierten en un punto de referencia del turismo de interior de la Comunidad Valenciana, con un monumento, el Castillo, que es el más visitado de toda la Comunidad y declarado maravilla valenciana. Son múltiples las monumentos, casa señoriales en la calle de Montcada, fuentes y rincones parar visitar, y todo ello acompañado de una ancestral gastronomía, donde destaca el “Arròs al Forn” de cuyas virtudes ya hablaba el poeta Ausias March en el siglo XV, y los dos dulces más conocidos, de origen áraba: el “arnadí” y la “monxavena”.
La visita al centro histórico puede realizarse siguiendo un circuito urbano peatonal, y complementarse acercándose a la iglesia de Sant Feliu, Sant Josep  y al Castillo desde donde se contempla la ciudad con toda su extensión. Se comienza en la Alameda de Jaume I, hoy centro comercial y cívico, en su confluencia con la Porta de Sant Francesc, animada plazuela que preside una fuente barroca de mediados del siglo XVIII y a la que recae la antigua Iglesia de San Francisco. De ahí se continua por la calle de Montcada hasta llegar a la Plaza de la Trinitat, pasado por el Convento de Santa Clara. En la Plaza de la Trinitat se encuentra el Palacio de Alarcón, el edificio civil no público más monumental de la ciudad y la Fuente de la Trinitat, del siglo XV. Se llega caminando hasta la Iglesia de Sant Pere, fundada por Jaume I en una antigua mezquita y que se encuentra en la plaza del mismo nombre, junto al exconvento de Sant Onofre el Nou.
Llegaremos a la Seo o Colegiata de Santa María. El actual edificio ocupa el solar de la mezquita mayor y de la primera colegiata gótica construida en su interior, y comenzó a levantarse en 1596. La recesión económica que supuso la expulsión de los moriscos, la peste de 1648 y la guerra de Cataluña interrumpieron la obra durante gran parte del siglo XVII. Reanudada en 1683, volvió a detenerse en 1707 a raíz de la Guerra de Sucesión, y estuvo parada hasta 1731, por la carencia de recursos económicos. El campanario se inició en 1797 y tardó en concluirse más de 80 años, mientras que la cúpula barroca con tambor y cubierta de teja vidriada se hundió en 1886, siendo sustituida por la actual.
La plaza de la Seo es uno de los espacios urbanos de mayor significación histórica: en ella tenían lugar las anuales corridas de toros, los actos de las proclamaciones reales, el montaje del catafalco de la Asunta en su octava, y otros acontecimientos religiosos y profanos.

Las esculturas en bronce de los dos pontífices Borja, Calixto III y Alejandro VI, que nacieron en Xàtiva y que son los dos únicos papas españoles, se alzan en el atrio de la Colegiata.
En la misma plaza de la Seo se alza el Hospital Real, fundado a principios del siglo XV y de enorme atractivo con una fachada de arcos conopiales con pináculos, gabletes, y un coro de ángeles músicos que rodean a la Virgen.
Es obligado pasar por el Mercado antes de llegar al Museo del Almodí y contemplar, entre otras obras, el cuadro de Felipe V colgado boca abajo como castigo al monarca por el incendio y devastación que sufrió la ciudad.
Entre tanto monumento obligado de visitar, encontraremos la Botica Central, la Casa de la Enseñanza, las Plazas del Trinquet y de Santa Ana, la de la Mercé, donde se encuentra la casa del Taquígrafo Martí, la Plaza de la Bassa, con la estatua del pintor también de Xàtiva Josep de Ribera “El Españoleto”, e infinidad de fuentes que por si solas ya merecen una ruta propia que puede contratarse en la Oficina de Turismo situada en la fuente del León, junto a la Albereda de Jaume I. Tambien se ofrecen otras rutas como la de la quema de Xàtiva, la de los Borja, la del Castillo, de ecoturismo, o de la Xàtiva antigua.
Caminar por Xàtiva y descubrir todos sus atractivos en un placer para los sentidos. Perderse por sus callejuelas, descubrir sus personajes históricos, escuchar el ruído del agua que mana de sus fuentes, o degustar un buen plato de “Arròs al Forn” está al alcance todos.
Xàtiva no deja indiferente a nadie.

Descubrimos Baena, ciudad del olivar y el aceite



“… Olivo solitario
lejos del olivar, junto a la fuente
olivo hospitalario
que das tu sombra a un hombre pensativo
y a un agua transparente,
al borde del camino que blanquea,
guarda tus verdes ramas, viejo olivo
la diosa de ojos glaucos Atenea
… y con tus ramas la divina hoguera
encienda en un hogar del campo mío,
por donde tuerce perezoso un río
que toda la campiña hace ribera
antes que un pueblo, hacia la mar, navío”
Antonio Machado



Descubrimos Baena, ciudad del olivar y el aceite, y como bien explica la historiadora Mª Carmen Jiménez Gordillo, “esta consideración no es una frase hecha ni un reclamo turístico, si no que significa la unión de una ciudadanía en torno a un producto de calidad que puede enarbolar con orgullo su denominación de Origen.”
Y es que nada más descender del minibús que nos deja en el hotel donde vamos a alojamos, el olor que se respira te transporta directamente hasta la inmensidad de los campos de olivos, es un olor que en un primer momento puede resultar fuerte, pero al que resulta fácil acostumbrarse.
Como nos explicó uno de los guías que nos acompañó durante el viaje, Baena queda situada en el centro de Andalucía, perteneciente a la Mancomunidad del Guadajoz y Campiña Este -a 62 km de Córdoba-, y cuenta con una población que sobrepasa actualmente los 21.000 habitantes.
Puedo aseguraros que la vida en este pueblo en verano desaparece hasta que deja de azuzar el Lorenzo al caer la tarde, y es que aquí el sol pega con rabia tostando todo lo que encuentra a sus paso, inclusive las aceitunas, por lo que se recomienda madrugar.

Torreparedones: Un tesoro por descubrir


Una de las cosas que me dejo maravillada de Baena es Torreparedones, escaparate de la cultura baenera, puede presumir de tener en sus tierras uno de los tesoros más grandes que cualquier pueblo quisiera tener, el descubrimiento de sus antepasados. A tan sólo unos pocos kilómetros se han hallado restos arqueológicos, algunos de ellos con más de 3.500 años de antigüedad, que atestiguan que hubo un asentamiento humano en este lugar al menos desde el II milenio a. C hasta el s. XVI.
Gracias a las excavaciones que se han llevado a cabo recientemente en esta zona se ha descubierto todo un asentamiento – posiblemente la Ituci Virtus Lulia citada por Plinio-, con su puerta de acceso a la ciudad, su foro, el castillo medieval, un santuario, e incluso un mercado romano, (uno de los escasos ejemplos de este tipo de edificios que se conocen en la Península Ibérica).
La mayoría de las piezas encontradas en Torreparedones se pueden ver en el Museo Histórico y Arqueológico Municipal, un edificio construido en el s. XVIII como almacén de grano y semillas y como bodega de aceite, que hoy se ha rehabilitado y conserva piezas tan impresionantes como los exvotos encontrados cerca del santuario de Torreparedones, y que esculpidas en piedra representan mujeres embarazadas implorando “un parto sin problemas”, el busto acéfalo tallado en mármol de un emperador romano, o estatuas zoomórficas, entre otras piezas.

El Museo del Olivar y el aceite



Otra de las visitas imprescindibles de este asombroso pueblo es el Museo del Olivar y el Aceite, donde de manera gráfica y audiovisual te explican desde  la elaboración del aceite, los diferentes tipos de aceite, las épocas de recolecta, hasta los múltiples usos del mismo. De hecho dentro de la sala principal se encuentra una almazara restaurada y en funcionamiento, en la que poder ver “in situ” el proceso y las fases de elaboración del aceite. “Se trata de un entorno educativo donde los visitantes puedan tener una experiencia, a través de sus cinco sentidos, que les permita acercarse y profundizar en esta trama milenaria de cultura, combinando el intercambio de conocimientos, con el desarrollo de actividades y la proposición de prácticas saludables”.

Los Coliblancos y Colinegros


Una de las tradiciones peculiares que tiene Baena es la celebración de la Semana Santa que se caracteriza por la particularidad de sus cofradías y por supuesto por la indumentaria de las mismas. Se llaman Coliblancos y Colinegros, y lo que les diferencia además del nombre, es el color de la cola de caballo que lucen como si de una coleta larga se tratara desde la zona superior del casco de latón y que oscila al ritmo y compás de los tambores por las calles de Baena. Gracias a estas tradiciones se han creado talleres que realizan artesanalmente y con extraordinaria calidad, el traje y el casco de judío, así como los tambores.
Otras fechas en las que merece la pena acercarse hasta esta ciudad son el 18 y 19 de marzo con la víspera y la procesión de San José, en mayo con la Exaltación de la cruz, y el segundo domingo del mes de junio con la Romería de la Virgen Blanca de la Alegría, El 16 de julio con las fiestas de La Virgen del Carmen, las calles de la Almedina se alfombran con serrín pintado de colores y se engalanan con macetas, flores y mantones de Manila, un espectáculo para conocerse.
www.baenacultura.es

Dichos populares:
Los ojos de mi morena, ni son chicos ni son grandes, son como aceitunas negras de olivaritos gordales.
El querer que te tuve fue aceitunero. Se acabo la aceituna y ya no te quiero.

Texto y fotos: Cristina Ortego
(Se prohibe la copia o reproducción de las imágenes sin poner el crédito)

jueves, 5 de julio de 2012

Premio BOTIN TAURINO- HEMINGWAY

RTE.BOTIN quickRadio MADRIDDIVINO.COM AMPRETUR
Se unen para INSTAURAR el premio  BOTIN TAURINO-HEMINGWAY   que se ortagará al mejor Novillero de la temporada en las ventas.
El escenario sera la Plaza de Toros de Las Ventas dentro del mes en curso.